lunes, 8 de septiembre de 2008

La noche de los lapices

LA NOCHE DE LOS LAPICES


La noche de los lápices, de Héctor Olivera, es una película estrenada el 4 de septiembre de 1986 que, partiendo del libro La noche de los lápices de María Seoane, recrea un suceso real conocido como "La noche de los lápices", ocurrido durante el Proceso de Reorganización Nacional en Argentina. En dicha ocasión, en septiembre de 1976, durante los primeros meses de la dictadura, siete adolescentes de la ciudad de La Plata fueron secuestrados, torturados y asesinados por reclamar el boleto estudiantil, una reducción en el precio de los billetes de transporte para estudiantes.
La película narra la historia desde el comienzo de las protestas estudiantiles hasta
1980, cuando el único sobreviviente fue liberado. La primera parte desarrolla la actividad de los adolescentes, concluyendo con la razzia en la que fueron secuestrados y encarcelados; la segunda narra las circunstancias de la prisión, la tortura y muerte de los jóvenes, desarrollando paralelamente la situación de los encarcelados, de sus familias y de sus captores.
Centrado más en el desarrollo psicológico de los personajes que en el contexto económico y social, la película narra la historia de una manera que podría desarrollarse en cualquier régimen autoritario, concentrándose en la situación de los seres humanos bajo extrema presión. Fue dirigida por
Héctor Olivera y protagonizada por Alejo García Pintos, Vita Escardó, Pablo Novak, y Leonardo Sbaraglia.
Fue nominada al Premio San Jorge de Oro en el
Festival Internacional de Cine de Moscú en 1987.


Reparto:


Alejo García Pintos (Pablo Díaz)
Vita Escardó (Claudia Falcone)
Pablo Novak (Horacio Ungaro)
Adriana Salonia (María Clara)
Pablo Machado (Claudio)
José María Monje (Panchito)
Leonardo Sbaraglia (Daniel)
Héctor Bidonde
(Sr. Falcone)
Tina Serrano
(Sra. Falcone)
Lorenzo Quinteros
(Raúl)
Alfonso De Grazia
(Falso cura)
Manuel Callau
(Osvaldo)
Francisco Cocuzza (Comisario)
Juan Manuel Tenuta
(Rector)
Andrea Bonelli
(Moni)
Ángela Ragno (Sra. Ungaro)
Rubens Correa
José Andrada
Ricardo Alanis (El montonero)
Isabel Quinteros
Felisa Rocha (Profesora de inglés)
José María López (Secretario)
Alberto Busaid (El Gordo)
Luis Minces (Judío)
María Visconti (Profesora)
Miguel Habud (Represor)
Martín Coria (El Negro)
Felipe Méndez (Médico)
Humberto Serrano (Capitán)


Sipnosis:


En la película La noche de los lápices se representa elacontecimiento que sucedió en el Gran Buenos Aires, el Gran La Plata y en infinidad de otros lugares de la Argentina.
A unos
estudiantes de diferentes colegios se les quitó el boleto estudiantil, que suponía un descuento en el pasaje estudiantil. Por esta razón, realizaron una protesta en la que participaron miles de estudiantes de los colegios bellas artes, el colegio nacional y la escuela nacional.
La
policía ya estaba preparada para resolver esta protesta, de modo que cuando ante la llegada de los estudiantes, reprimieron e hirieron a muchos jóvenes. Algunos de ellos con heridas en diferentes partes del cuerpo.
María Clara Ciocchini, Claudia Falcone, Claudio de Acha, Daniel Racero, Horacio Húngaro, y Francisco López Muntaner pertenecían a un grupo político el cual fue causa de lo que luego pasaría.
En la madrugada del
16 de septiembre del 1976 entre las 0.30 y las 5.00 llegó una comisión militar a cada una de las casas de los estudiantes que pertenecían al grupo político. Los secuestradores, que dijeron ser policías de La Plata, fueron sacando de sus casas a los jóvenes mientras los maltrataban y amenazaban a sus padres con armas. Con el secuestro de los seis estudiantes pertenecientes a un grupo político, se dio inicio al hecho ocurrido conocido como la la noche de los lápices.
Los estudiantes, fueron amordazados y encerrados en un centro de detención clandestino junto a otros estudiantes que participaron en la
protesta del boleto estudiantil. Fueron maltratados y torturados con pringues eléctricos o cortándoles las uñas, para tratar de sacarles información sobre los grupos políticos y sobre la protesta; las mujeres, dos de las cuales se encontraban embarazadas, fueron violadas.
Luego fueron traspasados a cuartos pequeños e individuales, amordazados y con los
ojos vendados. Se los alimentó con agua con pan únicamente.


Final:


Muchos de los estudiantes fueron fusilados. Uno de los sobrevivientes fue Pablo Díaz, y con base en sus relatos se pudo reconstruir ésta parte de la historia y realizar la película.



Nominaciones:

Premio San Jorge de Oro en el Festival Internacional de Cine de Moscú - 1987




La represión del régimen militar se descargó con especial virulencia sobre el Movimiento estudiantil secundario. Centenares de adolescentes fueron secuestrados, torturados y asesinados. En la madrugada del 16 de septiembre de 1976, con los secuestros sucesivos de dirigentes secundarios de La Plata, se inició el episodio principal y la referencia inevitable para analizar ese plan represivo


Testimonio:


Por MARÍA CAROLINA CLÉRICI :
Era el amanecer del 17 de septiembre de 1976, en el colegio hacía un par de días que veníamos preparando el festejo del día de la primavera; siempre empezábamos unos días antes y el 21 cerrábamos con una fiesta inolvidable; y yo esa mañana me había dispuesto a colgar todas las flores por encima de las puertas de las aulas. Mi prima Claudia me había estado ayudando a cortarlas y pegarlas. Esa chica es espectacular, hace de todo, está en todos lados, no me podría imaginar si no la tuviese.

Me levanté de la cama y fui hasta la cocina. Mi vieja me había preparado el café con leche y tostadas como todas las mañanas, todo era normal pero su cara no se veía como siempre, sus ojos opacos como metal descuidado, su ánimo que limpiaba el piso y su boca que no emitía sonido alguno. Comencé a preocuparme, ella nunca es así, es más, es ella la que logra despertarme y cambiarme el estado de ánimo típico de las siete y media de la mañana. Entonces me dispuse a preguntarle qué le sucedía. Y allí me lo dijo; Claudia había sido secuestrada junto con María Clara Ciocchini, ambas dirigentes de la UES, agrupación de la que yo también formaba parte.
No dejaba de preguntarme por qué, qué habíamos hecho mal. Sabíamos que venían tiempos difíciles, pero nosotros estábamos haciendo las cosas bien, queríamos cambiar la realidad cruel que día a día trataba de dominarnos y evitar posibles daños a cualquiera de nosotros. Entré en un estado de desesperación, quería salir a buscarlas pero mi mamá temía por mi bienestar y yo trataba de tranquilizarla diciéndole que con mis quince años pasaba totalmente desapercibida- o eso creía-. Así que la convencí y salí a buscar a Horacio, tenía que advertirle que en cualquier momento lo agarraban a él o a alguno de los chicos.
Cuando llegué a la Calle 116 N° 542 subí con prisa las escaleras, golpee la puerta y su madre, la buena y humilde Olga, me abrió con los ojos llorosos, la pintura corrida y una foto de “su” Horacio en la mano derecha: su hijo había sido secuestrado. De esa imagen no me olvido más, sus gritos de dolor retumbaban en mis oídos mientras volvía corriendo a mi casa. No sabía adónde ir, me quedaba lo de Panchito que era el otro de los chicos con los que más confianza tenía, pero no me animaba a salir a la calle otra vez. Daniel Racero también había sido llevado junto con Horacio.
En casa derrumbé en llanto. Mamá me acompañó en el dolor y me contó en breves e interrumpidas palabras cómo había sido el secuestro de Claudia.
Ella y María Clara eran dirigentes en la agrupación peronista Unión de Estudiantes Secundarios –yo también era miembro pero había entrado el año anterior para tratar el tema del boleto estudiantil y de igual manera no era un personaje clave-; y usaban de vivienda operativa el departamento de la tía Rosa, el cual quedaba en un sexto piso de la calle 56 N° 586, para que no lograran ubicar el paradero.
Sin embargo, ayer, Claudia y Maria Clara se reunieron con mi tío -el padre de Claudia- y le comentaron que estaban buscando un nuevo destino, ya que corrían muchos riesgos estando dónde estaban, así que le pidió un poco de dinero y se dispusieron a buscar un nuevo lugar. Todo venía bien, pero por razones que superaban las expectativas de ambas se vieron obligadas a retornar al antiguo albergue, y ahí fue donde todo terminó -o empezó-.
El ambiente estaba turbio. A partir del momento en que implantaron el Proceso de Reorganización Nacional todo comenzó a marchar en contramano. Se olvidaron de nuestros derechos, de los derechos de no sólo estudiantes, sino de los humanos, de los valores y la moral. Trataron de lavarle la cabeza a la sociedad y ésta no se daba cuenta de lo que en verdad estaba pasando. Claudia siempre estuvo presente en todas las luchas, ella era especial. Participó y dirigió junto con otros todas las movilizaciones por el boleto estudiantil, siendo que vivía a dos cuadras de la escuela y no le hacía falta la plata para viajar en bondi, pero lo hacía por tantos compañeros que rasqueteaban los bolsillos de esos guardapolvos blancos para juntar un par de monedas que pagaran el pasaje en colectivo.
Los días que sucedieron a los secuestros fueron amargos, tristes, sin consuelo. Los más jóvenes de la agrupación continuamos reuniéndonos en puntos acordados de ante mano y tratando de contactarnos con chicos de otras escuelas y agrupaciones para evitar lo que se estaba dando. Hubo más desapariciones, desinterés por parte de los directivos escolares que no estaban “seguros del todo” en cuanto a la información sobre las detenciones, locura y desesperación por doquier y horarios en los que salir a la calle era prácticamente imposible.
Mi prima junto con María Clara, Horacio, Daniel, Panchito y Claudio de Acha, entre otros, fueron detenidos en lo que más tarde se conocería como el centro de clandestinidad Arana y con posterioridad mandados a "El Pozo", dependencia policial de Banfield, donde los fusilaron en el subsuelo de la Jefatura de la Policía Bonaerense, de calle 2 entre 51 y 53.
Y el 21 de septiembre se nos vino como a un lago le llega la lluvia, no lo sentimos, no podíamos pensar en festejar mientras nuestros compañeros estaban siendo torturados y quien sabe, asesinados. Las fiestas se suspendieron, no había ánimo de festejar.
Ese día-más tarde lo sabríamos- el joven Pablo Díaz, militante de la juventud guevarista, había sido detenido en el N° 435 de la calle 10, secuestrado por ocho hombres uniformados y agredido por cada contestación o pregunta que hacía. Lo llevaron al mismo centro de detención en donde estaban los demás. La jaula se había completado. Intentaron sacarle datos, nombres, lugares, pero él no decía nada; aguantó cada maltrato, cada burla, y así conoció a mi prima. Gracias a él supimos cómo fue su estadía allí, cómo estaba, los saludos que nos mandaba. Seguía siendo esa muchachita dulce que unos días antes del incidente me había estado ayudando con las florcitas; ahora son tan sólo pedazos de papel con el aroma de sus manos.Los días pasaron, lo amenazaron con matarlo, pero finalmente lo terminaron trasladando y hoy es uno de los tantos pero a la vez pocos sobrevivientes de tan cruel genocidio.
No había noticia alguna de los desaparecidos, hasta aquel día que vino mi tía y nos lo dijo. Claudia había sido asesinada. Nuestros mundos se derrumbaron, pero hay algo que nunca voy a olvidar, y es la cara de mi tía Nelva. La impotencia y el desgano combinados en sus ojos, el dolor de una madre y el anhelo de vengarse, y sin embargo, siempre tan fuerte, defendiendo no sólo la memoria de su hija, sino de los tantos desaparecidos en esa feroz noche.
Así como mi prima, María Clara y los chicos, Gustavo Calotti, Emilce Moler, Patricia Miranda, Eduardo Pintado, Víctor Vicente Marcaciano, Pablo Pastrana (militantes comunistas) y Cristian Krause -sin ningún tipo de militancia-, Víctor Triviño, de “La Legión” , Fernanda María Gutierrez (Liceo Víctor Mercante), Carlos Mercante (Colegio del Pilar ), Alejandro Desío, Abel Fuks, Graciela Torrado (Colegio Bellas Artes) y Luis Cáceres (de la Escuela Técnica), los cuatro últimos militantes del GESA (Grupo de Estudiantes Secundarios Antiimperialistas), fueron secuestrados por la depredadora dictadura militar.
Hoy, recuerdo esos días y se me eriza la piel, mis ojos llorar a gritos, mi corazón se desgarra y mis manos anhelan venganza, pero las detengo, porque ellos merecen ser recordados por sus logros, por sus actos y por su lucha. Mi venganza no va a ser igual que el accionar de esas bestias uniformadas, mi venganza la daré con la palabra, con la memoria, con la defensa de la educación. Por mi prima, por los que no están más y por los que vienen. Porque a pesar de que quisieron e intentaron quemarlos, los lápices siguen escribiendo.
Por la memoria de los chicos secuestrados, desparecidos y asesinados en 1976 durante la Dictadura Militar Argentina.


16 de Septiembre: “La Noche de los Lápices”

Comentario: Esta pelicula es la voz, nos muestra como fueron secuestrados y torturados los ESTUDIANTES argentinos por protestar. Esto sucedio cuando Argentina era gobernada por militares .Los ¨policias¨ fueron a la casa de cada uno de los estudiantes y los secuestro para luego troturarlos y matarlos. Creoq es una pelicula para reflexionar, es una pelicula muy bonita y algo cruda. Asi como estos niños, por protestar, fueron secuestrados y asesinados, algunos cantastes de protestas tambien fueron asesinados por las mismas personas, algunos otros escaparon de Argentina, esto sucedio por ejemplo, con Pablo Milanes que , por ejemplo, fue perseguido por su cancion: Los Americanos, y se cree que hasta le pusieron una bomba. A eso ha llegado el humano para poder mantener el control, creo qe cada vez mas, los humanos estan volviendose animales.
Otras peliculas: Pedro Machuca- Las tortugas tambien vuelan.
Gracias.


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